La ceremonia civil huye de la sobriedad y toma color.

En la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de su vida. Lo juran y lo perjuran ante los padrinos, los testigos, y otros tantos amigos y familiares. Alfombra, flores, música ... Hace unos años no tendría pérdida: la iglesia, el escenario no podría ser otro. Hoy en día no es tan fácil acertar. Podría ser tanto una catedral como el Ayuntamiento, una finca o incluso una playa. Casarse por lo civil ya no tiene límites. Atrás queda aquella imagen gris de dos novios dándose el "sí quiero" casi de extranjis ante el juez de turno. Hoy nada tienen que envidiarles las bodas civiles a las religiosas. Eso ha hecho que vayan ganando posiciones. La crisis ha hecho desplomarse el número de enlaces matrimoniales. Lo que sigue creciendo son los enlaces laicos. Ya superan a los religiosos. Y no solo eso.También tienen su ritual, aunque flexible. Es lo más valorado de este tipo de ceremonias. Todo tiene cabida, desde música y poesía hasta presentaciones audiovisuales. Por no hablar del castillo de fuegos artificiales o la suelta de palomas, dependiendo del escenario.
Hace un par de décadas, casarse por lo civil era algo que se hacía como a escondidas, tanto en lo relativo a los invitados, que se evitaban, como al lugar de celebración, que solía ser una sala fría de un juzgado. Vivimos en una sociedad cada vez más abierta, con multitud de formas de convivencia aceptadas y normalizadas. Pero además existe una marcada separación de las creencias religiosas o al menos cierto rechazo a seguir rígidamente los preceptos de la Iglesia.
Eso no implica que se haya dejado de gustarnos celebrar los grandes acontecimientos. Al contrario.
El ceremonial civil ha ganado humanización y personalización. Que tenga música, magia y color es el gran avance de los últimos años. Antes daba reparo casarse por lo civil porque parecía algo muy frío y rápido; ahora ha cambiado mucho el concepto. Destaca además la apertura de los ayuntamientos, "más permisivos" con las ceremonias civiles frente a enlaces religiosos muy marcados.

Ojo también con los modelitos. En el caso del juzgado, mejor abstenerse del vestido blanco religioso. Es aconsejable vestidos cortos o si son largos, sin cola. Otra opción son los trajes de chaqueta. En telas y colores, total libertad. Lo mismo que en el ramo, elemento imprescindible también en los enlaces laicos. En este caso, se permite innovar.
Solo son consejos. Es cuestión de gustos. De hecho, muchos creen que el protocolo de la ceremonia civil se apoya en el de la religiosa.
Antes era todo más triste. Ahora hay muchas más facilidades, puedes adaptar la ceremonia a tu gusto, porque a la parte fija de los artículos del Código Civil puedes añadir música, votos o lecturas de amigos.
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