
Se le ha considerado normalmente como adorno de mujeres, pero lejos de ser exclusivo, han usado de él también los varones en los pueblos indígenas y en las civilizaciones antiguas de Oriente y Egipto (apenas en las de Grecia) en las de Etruria y Roma, en el Imperio bizantino y algo en el Occidente medieval (por lo menos, en el siglo XIV), cesando en Europa desde el siglo XV para los hombres, salvo para uso como condecoración honorífica.
Los collares prehistóricos de la Edad de piedra consisten siempre en sartas de conchas, huesecillos, dientes y piedrecillas. Los de la Edad de los metales agregan a los anteriores elementos algunas cuentas de oro y cobre, de barro cocido y de pasta vítrea o bien se transforman en torques (collares rígidos) a manera de trenzas y de argollas o se componen de cerquillos metálicos de los cuales penden pequeñas anillas del mismo material. De todas las formas indicadas, se han exhumado ejemplares preciosos en diferentes sepulturas prehistóricas, ibéricas y celtíberas de España entre los cuales ofrece no poco interés por su simbolismo el collar de diferentes piezas de barro cocido que se halló en una sepultura de la necrópolis celtibérica de Navafría, en Clares (Guadalajara, hoy en día en el M.A.N.).
En las diferentes civilizaciones históricas de la antigüedad el tipo más común de esta prenda consistía en una cinta o cadenilla de metal precioso con colgantes artísticos, según el estilo de cada país sin que falten las sartas de perlas desde la civilización prehelénica o de cuentas de vidrio y de piedras preciosas o de series repetidas de dichos objetos formando un collar variado como el osk de la civilización egipcia. En la Edad Media siguió una tendencia parecida prevaleciendo el uso de cadenillas que daban varias vueltas y que en la civilización bizantina llevaban pendiendo medallas o monedas de oro y pedrería ye en la arábiga, piezas con filigranas.En la Edad Moderna, sobre todo en los siglos XVI y XVII, se utilizaron collares de gruesas bolas huecas y afiligranadas o caladas, siempre como adorno femenino.
Los accesorios son un punto clave para complementar cualquier vestuario. Es por ello que tenemos que escogerlos según nuestro escote.
De esta manera le estaremos dando realce a la prenda sin eclipsar el atuendo que llevemos puesto.
Recuerda que los accesorios que escojas deben ir de acuerdo con tu vestuario, estilo y ocasión.
Si tus prendas de vestir llaman demasiado la atención opta por collares sencillos, para que estos no le roben el protagonismo a tu prenda, si por el contrario tu vestimenta es de lo más sencilla arriésgate con los accesorios. Siempre y cuando haya armonía entre ellos.
En las diferentes civilizaciones históricas de la antigüedad el tipo más común de esta prenda consistía en una cinta o cadenilla de metal precioso con colgantes artísticos, según el estilo de cada país sin que falten las sartas de perlas desde la civilización prehelénica o de cuentas de vidrio y de piedras preciosas o de series repetidas de dichos objetos formando un collar variado como el osk de la civilización egipcia. En la Edad Media siguió una tendencia parecida prevaleciendo el uso de cadenillas que daban varias vueltas y que en la civilización bizantina llevaban pendiendo medallas o monedas de oro y pedrería ye en la arábiga, piezas con filigranas.En la Edad Moderna, sobre todo en los siglos XVI y XVII, se utilizaron collares de gruesas bolas huecas y afiligranadas o caladas, siempre como adorno femenino.
Los accesorios son un punto clave para complementar cualquier vestuario. Es por ello que tenemos que escogerlos según nuestro escote.
De esta manera le estaremos dando realce a la prenda sin eclipsar el atuendo que llevemos puesto.
Recuerda que los accesorios que escojas deben ir de acuerdo con tu vestuario, estilo y ocasión.
Si tus prendas de vestir llaman demasiado la atención opta por collares sencillos, para que estos no le roben el protagonismo a tu prenda, si por el contrario tu vestimenta es de lo más sencilla arriésgate con los accesorios. Siempre y cuando haya armonía entre ellos.
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